miércoles, 10 de abril de 2013

Contrariedades.


Hoy, he recibido un simpático correo en el que se me ha informado de que el curso en el que me había apuntado, el motivo de mi viaje, ha sido cancelado a último momento por falta de alumnos. Una víctima de la crisis, como otras tantas. 


Mi viaje amorosamente planificado, junto con todas mis ilusiones y esperanzas, se han desintegrado en un minuto. 



He llorado mucho. He estado mucho tiempo sin hacer nada, mirando al vacío, maldiciendo mi suerte. Pero ¿para qué? No quiero que luego me duela la cabeza. Así que he dicho: ¡BASTA! No voy a abandonar mis planes por encontrar obstáculos por el camino.  


Voy a hacer ese viaje, y me va a servir de algo.

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