domingo, 14 de abril de 2013

Nubes y comics.



Los nervios por el viaje no me dejaron dormir. Tenía que coger el avión a las 6 de la mañana y estar en el aeropuerto mucho antes para facturar. Llegué demasiado justa a la facturación y, por un momento, pensé que no llegaría a tiempo, pero la mujer del mostrador me adelantó a una larga cola de turistas y llegué justo a tiempo de embarcar. 


Es muy bonito volar de madrugada. El cielo está de un color azul liloso muy brillante. La ciudad desaparece debajo de ti a la vez que amanece, y puedes ver la luz del sol lentamente iluminándolo todo, como una ola de luz. Pensé: "así es el mundo, en realidad. Tranquilo y luminoso. Pero pocas veces llego a percibirlo así."  



A las 7 ya estaba en Barcelona, sintiendo que había empezado el día antes que nadie. Llegar al piso fue fácil, el autobús me dejó prácticamente delante y me instalé en mi habitación sin problemas. No es super grande, pero me da la impresión que voy a estar bastante cómoda en ella. Tengo que compartirla hasta el lunes, pero a partir de ahí será mi espacio.



Poco rato después, fuimos al Salón el Cómic, que casualmente se celebra este fin de semana. Estaba demasiado lleno como para disfrutarlo cómodamente, a la vez que había tantas, tantas cosas, que me abrumé un poco y terminamos dando vueltas sin saber muy bien qué mirar, con el resultado de terminar con los pies ardiendo. Pero me compré unos rotuladores muy guays.   





 Por la noche me fui de fiesta con los amigos, y he vuelto a llegar sobre las 7 de la mañana. Hoy volveré al Salón del Comic, pero tengo que empezar a pensar qué haré esta semana. No puedo esperar por irme de exploración por la ciudad y dibujar mucho más.

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